Decir que Carlos Alcaraz (2°) es el gran favorito a coronarse en el Argentina Open es algo lógico. Pero la cosa no estaba tan clara hace unos días.
El español comenzó su campaña 2023 en el Argentina Open, tras una lesión en su pierna izquierda que lo dejó fuera de las pistas por 103 días y le quitó el status de número uno del mundo.
Su debut era una incógnita. Lo hizo contra Laslo Djere (57°), un hueso duro de roer en este tipo de superficie.
La performance de Carlos fue buena pero no espectacular. Ganó en tres sets, 6-2/4-6/6-2. El público, emocionado de verlo, lo trató como a un local. “La verdad que para mí es un placer estar en Argentina. Me esperaba cariño pero no tanto y me he sentido como en casa”, declaró en conferencia de prensa tras su triunfal debut.
La historia fue otra en su segundo partido, la noche de ayer. En una jornada curiosa debido al clima –lluvia, parones, suspensiones y frío-, Alcaraz comenzó su partido ante Dusan Lajovic (90°) a las 20:45 (en vez de las 18:30 como estaba estipulado).
El Court Central Guillermo Vilas, al igual que en su previo encuentro, estaba repleto (4.995 personas). Nadie quería perderse al niño maravilla, al presente y futuro del tenis.
Cabe aclarar que la velocidad de juego vista en vivo difiere cuantiosamente de lo que se puede apreciar en televisión. Y eso fue lo que dejó boquiabierto a los miles de espectadores el día de ayer.
Carlos Alcaraz no solo es un portento físico notorio, sino que se mueve con una delicadeza y astucia gatunas. A eso hay que agregarle una fuerza impresionante que lo lleva a sacar a más de 220 km/h y a ejecutar derechazos que son imposibles de responder.
Su performance fue excelente. Winners por doquier, salvadas dignas de un jugador de lo más defensivo, lujos (como una “Grand Willy”, o un passing shot de espaldas a la pista), y festejos con el brazo en alto hicieron del clima un verdadero espectáculo al mejor estilo espartano. Se quedó con un contundente triunfo: 6-4/6-2 y el pase a las semifinales (serán ante su compatriota Bernabé Zapata Miralles (74°)).
Ver jugar a este joven de 19 años embelesa. Y lo más increíble es el fuera de pista. En las conferencias post-partidos se muestra muy amable con todos, responde sinceramente y de manera respetuosa (políticamente correcta). Estos atributos nos recuerdan (aunque a muchos no les guste comparar) al joven Rafael Nadal. Esa dicotomía entre ser una fiera dentro de la pista y un chico tan afable fuera hace/hizo que sean tan queridos por el mundo del tenis.
Estamos muy agradecidos por su presencia en este torneo. Sin dudas que levantó la vara enormemente, y lo más importante, muchos argentinos tuvieron y tendrán la oportunidad de ver el tenis en su cúlmen.
No pudimos contenernos y tuvimos que felicitarlo por su notable actuación: