Nos costó mucho poner en palabras lo acontecido en el día de ayer. Decidimos tomarnos nuestro tiempo para digerir lo que -sin lugar a dudas- fue el homenaje más impresionante de la historia del tenis. Un enorme tributo a la altura de su inconmensurable protagonista.
El adiós de Rafa en la Copa Davis 2024 fue, más que anti climático, injusto. Incluso desligándole parcialmente la responsabilidad a la Real Federación Española de Tenis (y también, por qué no, al propio Rafa por haber elegido dicha competición para decir adiós), el homenaje (causas aparte) fue una falta de respeto y una injusticia para quien más dio de sí en este deporte.

Por eso, lo de ayer fue tan feliz. Se notaba en el estadio (repleto) que el público se esforzó por demostrar su respeto y agradecimiento al español. ¡10 minutos ininterrumpidos aplaudiéndolo de pie!


Como si fuera poco, también acudieron sus tres más grandes rivales, lo cual ya era sabido. Una nueva reunión del Big 4 que quedará para la historia. Famosas figuras en las gradas (Alcaraz, Swiatek, Tsonga, Ferrer, etc). Su familia entera acompañándolo. Remeras de color arcilla y blanca, que dibujaban “Merci, Rafa” en las gradas…

Pero todo eso quedó pequeño cuando hicieron muestra de algo que nunca jamás se vio en este tradicional deporte: una placa en honor a sus 14 títulos de Roland Garros ¡DENTRO DE LA PHILLIPE CHATRIER!
Lógico que Rafa, enormemente sorprendido, haya roto en llanto. Acarreaba emociones desde hacía varios minutos, incluyendo su discurso de más de 20’ en tres idiomas. Pero la placa con su huella fue demasiado. Ese momento fue el punto más álgido de la ceremonia: Rafa Nadal inmortalizado para la eternidad. De ahí en más, cada tenista que ingrese al mítico estadio se las verá con quien fue y será, por siempre, su amo y señor.
Ni el polvo de la(drillo) historia podrá borrar su nombre. Rafa Nadal.
Qué felicidad. Qué emoción. Qué justo. Qué merecido. Y qué hermoso.